
2. Existen varias versiones apócrifas de El Quijote. La más conocida es la de Alfonzo Alvarez de Avillaneda titulada Segundo tomo del ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, que contiene su tercera salida y es la quinta parte de sus aventuras. No obstante, algunos investigadores apuntan a que su verdadero autor es Cistobal Suares de Figueroa
3. El idioma jemer, oficial en Camboya, es el que presenta el alfabeto más largo del mundo, con 74 letras. La dificultad que esta numerosísima gama de sonidos presenta es compensada por una gramática mucho más sencilla que la de cualquier lengua romance.
4. La novela más larga de la historia se titula In the Realms of the Unreal y fue escrita e ilustrada por el artista marginal Henry Darger Tardó siete años en completar sus 15.145 páginas, distribuidas en 15 inmensos volúmenes de texto denso.
5. Fue su editor el que convenció a Adolf Hitler de llamar a su libro Mein Kampf (mi lucha). El título original era en realidad “Cuatro años de lucha contra la estupidez, las mentiras y la cobardía”.
6. En 1898, Morgan Robertson publicó la novela futilidad, que describía el hundimiento de un gran barco llamado “Titan” tras chocar contra un iceberg en su viaje inaugural de Londres a Nueva York, suceso que reproduciría el Titanic 14 años después. Además, “predijo” con casi total precisión las medidas y características del barco, el punto exacto del choque (a 740 km. de Terranova), el número de botes salvavidas y de víctimas, la velocidad del barco y el apellido del capitán, Smith.

8. Se cree que Leonardo Da Vinci escribía de modo especular (como un espejo y de derecha izquierda) para no correr la tinta con la mano, ya que era zurdo. Esta razón podría ser más importante que la de querer cifrar sus anotaciones.
9. Según Forbes, la novela más vendida hasta la fecha es con mucha diferencia historia de dos ciudades de Charles Dickens, con más de 200 millones de ejemplares despachados desde su publicación en 1859.
10. Frank Baum, autor de El maravilloso mago de Oz, se inspiró para bautizar aquel reino en uno de sus archivadores, cuya etiqueta de ordenación alfabética indicaba “O-Z”.
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