“Al despertar Cucaracha
Brown una mañana, tras un sueño intranquilo, encontróse en su cama convertido
en un imperfecto humano”. Y esto sí que fue un problema, pues como están las
cosas en nuestra sociedad, al pobre Cucaracha Brown le será muy difícil
acostumbrarse a su nuevo estado. ¿Cómo se las va a arreglar, por ejemplo, para
explicar que él antes era una feliz cucaracha y que, por tan sencilla razón, no
posee documento de identidad, licencia de conducir, cuenta bancaria, tarjetas
de crédito o algún número clave que lo identifique como persona en la
cibernética central del Estado? ¿Quién le va a creer que no tenga familia,
escuela, un barrio, un trabajo honrado, novia y número de teléfono? Es fácil
trasladarse de domicilio y dejar abandonadas a una o más cucarachas en la casa
anterior, pero ¿qué hacer con un ser humano sin prontuario policial, sin locura
aparente o amnesia declarada, sin los años necesarios para encerrarlo en un
asilo de ancianos? Una cucaracha se da modos para comer desperdicios, cualquier
cosa y no dejarse pisar; sin embargo, no siempre sucede lo mismo con una
cucaracha que se ha despertado, perfectamente convertida en ser humano con
conciencia social y orgullo ciudadano; un hombre que no sabe desempeñar oficio
alguno y que prefiere morirse de hambre antes de andar mendigando un mendrugo
de pan. Esto, de veras que esto sí es todo un problema.
-Homero Carvalho Oliva
No hay comentarios:
Publicar un comentario